miercuri, 9 martie 2011

El botellón un problema sociológico.

Publicado en la red de Blogs Socialistas y en el diario electronico La Voz de Galicia
En estos días que corren los jóvenes se han subido a la moto del botellón. Como cito en el titular es un problema de índole sociológico que requeriría un estudio y una toma de medidas por parte de la sociedad. Yo quisiera poner un grano de arena y concienciar desde esta tribuna a los jóvenes y padres que sufren los problemas que acarrea la ingesta de bebidas alcohólicas.

Todos en un momento de nuestra vida nos hemos sentido atraídos por lo prohibido, el romper con las normas, el transgredir las normas, quizás como acto de rebeldía y protesta. Nos hemos visto atraídos por lo oculto. En estos días que corren los roles que los jóvenes y no tan jóvenes tienen en la sociedad les conduce a este tipo de diversión malsana.

El botellón no es un problema de una parte de la sociedad es un problema que nos atañe a todos y como tal deberíamos concienciarnos y tomar medidas tanto desde el punto de vista legislativo como el de la educación , a llevar a cabo en las escuelas y en los senos de las familias.

Siempre se hace mención a que la juventud entre la que me incluyo, tiene hoy en día unos valores distintos y unas nuevas preocupaciones a las que hacer frente y el esperar toda una semana para poder salir un día y emborracharse para así poder divertirse y pasármelo bien con los colegas, siempre de forma malsana, es una vía de escape.

Creo que somos conscientes que hay problemas que preocupan a los jóvenes como pueden ser la vivienda, un salario digno, y en definitiva un futuro esclarecedor que opaque todas sus incertidumbres. Eso se esta intentando solventar por medio de las acciones del poder legislativo. Pero queda un problema que social de índole educacional que nos atañe a todos.

Desde hace poco se ha legislado para tomar medidas para reducir el numero de muertos en nuestras carreteras y se ha hecho legislando y lanzando campañas agresivas a los targets sociales.

El botellón necesitaría de campañas que requerirían de la colaboración de todos los índoles sociales, político, educativo y familiar.

Desde el punto de vista legislativo, podemos tomar nota de lo que ya se ha llevado a cabo en otros países como por ejemplo Estados Unidos, lugar en el que viví en propia carne las medidas que adoptan algunos estados para combatir el consumo de alcohol, entre ellas la prohibición de beber alcohol en lugares públicos. Quien no ha visto en las películas al chico que bebe ocultando su bebida en una bolsa de papel o la prohibición de venta de alcohol a menores de 21 años. Entonces estamos ante una de las primeras medidas que se debería de tomar si ya no se ha tomado todavía. Dicha medida debería de estar acompañada de la vigilancia de los cuerpos de seguridad del estado para sancionar estas conductas en la vía pública.

Pero no todo se puede solventar tomando medidas de represión, hace falta una nuevo elemento en la ecuación, quizás el mas importante. La educación. Todos sabemos que el fumar mata, pues la bebida también lo hace de forma directa o indirecta, véase alguna pelea en la que por falta de un estado síquico equilibrado se apuñala a un inocente en una reyerta, o aquel conductor que conduciendo con unas copas de mas, mata en un accidente a un semejante que no tenia mas culpa que la de estar en el sitio equivocado en el momento mas inoportuno.

Quisiera dar algunos datos de índole pedagógico sobre las consecuencias que el alcohol produce en nuestro organismo nos abriría los ojos.

El alcohol daña nuestra capacidad de introspección por exceso, produciendo demencias. El alcohol etílico, por ejemplo de cualquier bebida es adsorbido por los pulmones, la mucosa bucal y el estomago en cuestión de segundos, y viaja en el flujo sanguíneo y se distribuye por todos los órganos del cuerpo. Una vez en el cerebro, reduce, sin que la persona intoxicada se de cuenta, la aptitud para observarse. El alcohol interrumpe la actividad de la zona prefrontal, encargada de asegurar la aceptabilidad social de las manifestaciones de lo que uno desea, siente y piensa. El alcohol disminuye también la eficacia de las zonas del cerebro que modulan la percepción del mundo circundante a través de los sentidos. El resultado es el debilitamiento de las inhibiciones psicológicas y motoras de la persona. La ingesta de alcohol en cantidades abundantes hace que aflore en la persona un humor cargante, fastidioso, que incluso le induce a mostrase como seres hostiles, suspicaces y agresivos. El consumo de bebidas alcohólicas en suficiente medida tiene el poder de desarreglar las mentes de los consumidores, hasta el punto de de poder explicar muchas muertes prematuras por enfermedades crónicas, accidentes y actos de violencia. La ingesta persistente durante la adolescencia o el periodo de desarrollo del carácter tienen consecuencias nefastas para los hombres y las mujeres del mañana, el alcohol obnubila y roba a los jóvenes la capacidad para captar las vicisitudes de la vida y para aprender a sopesar las opciones a su alcance y las consecuencias de sus decisiones y conductas.

Todas estos comentarios anteriores son razones de peso para concienciar a jóvenes de los problemas que acarrea el consumo desmedido de alcohol, y solo he citado algunos. Otros, por falta de espacio tengo que omitirlos.

Pongamos en marcha desde el estado y los centros educativos campañas para concienciar a los jóvenes de lo que acarrea el consumo de alcohol.

Y en las familias, sentémonos junto a nuestros hijos y hablemos con ellos preocupémonos por sus inquietudes, eduquemos en la razón, comprensión y el cariño. Acerquémonos hasta nuestros hijos, fomentémosles otros valores, el deporte, la música, actividades alternativas. Hagámoslo juntos y démosles nuevas oportunidades en sus vidas.
Eduquemos desde la razón.